El mejor tratamiento es "pasar la gripe", lo que significa que hoy por hoy no tiene curación. Aún así, existe algunos fármacos antivirales (no antibióticos) y remedios de origen natural que pueden reducir la intensidad de los episodios. Las recomendaciones médicas resultan muy familiares: permanecer en cama y reposar, beber mucho líquido (zumos y caldos) y recurrir a los antitérmicos, analgésicos y antipiréticos para rebajar los síntomas, fundamentalmente desde el momento en que comienzan los síntomas hasta 24 ó 49 horas después de que la temperatura corporal vuelva a la normalidad. Los antibióticos no sirven para tratar un cuadro gripal. La acción de estos fármacos sólo se dirige hacia las bacterias, y la gripe está producida por un agente viral. Sólo en caso de que evolucione hacia complicaciones como neumonía o bronquitis tiene sentido valerse del tratamiento antibiótico. Pero además de los fármacos antivirales, el paciente tiene la posibilidad de recurrir a terapias naturales para reducir la agresividad de los síntomas.
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